La vergüenza no lava la culpa
Los ejecutivos cuyas aventuras sacuden la economía mundial, amasan su fortuna a salvo de las desgracia que su gestión especulativa pueda haber provocado.
No son los primeros, ni los únicos, ni supone sorpresa alguna para nadie. Hace ya tiempo que son práctica habitual los contratos blindados para los altos ejecutivos de las grandes corporaciones empresariales y financieras. Pero quizá hoy cuando las consecuencias de sus aventuras amenazan con arrasar los cimientos mismos de la economía, logren escandalizar lo suficiente para que se abra paso un rechazo social capaz de cambiar las cosas. Quizá.