Quien no se consuela…
Los banqueros se lamen sus heridas, los gobiernos rompen sus huchas, los pensionistas tiemblan, los inmigrantes emigran, los jóvenes no votan y los cerdos engordan la gripe. Aún así, todavía se puede uno consolar si se pone a ello. Claro que nada garantiza el resultado. En Alemania, la otrora gran locomotora europea, se sufre una auténtica cura de humildad […]