Velado por el debate sobre los hombres-anuncio, el Ayuntamiento de Madrid promueve una nueva ordenanza orientada a terminar con las iniciativas publicitarias “imaginativas” que se escapan a su fiscalización.
Hombres-anuncio que portan cartelones, coches que lucen llamativos anuncios, fachadas de obra aprovechadas para la publicidad, octavilleo y en general, toda la publicidad que ha ido abriéndose paso sin someterse a la regulación que del espacio público ostenta el Ayuntamiento van a ser perseguidas. Es de suponer que igual suerte seguirán aquellas que, en el futuro, puedan surgir del inagotable ingenio comercial, siempre que no hayan pasado por la “sacristía” municipal.
Tras unas tardías y tímidas medidas para contener algunos excesos de contaminación lumínica, Ruiz Gallardón prepara una campaña para fiscalizar los anuncios que no se someten a control y recaudación municipal.
Chirimbolos, marquesinas, autobuses de la EMT, vallas publicitarias reguladas, cartelas electorales y cualquier otro aprovechamiento publicitario del espacio público urbano es bendecido por el alcalde porque ha sido planificada económicamente por el Ayuntamiento y…paga sus correspondientes tasas e impuestos.
Los alatavoces ambulantes de los tapiceros, traperos, chatarreros y otros oficios en extinción son molestos y agresivos, objeto de prohibición, por supuesto. Las legalizadas operadoras telefónicas, inmobiliarias y otros agentes de la modernidad no molestan cuando penetran por todos nuestros teléfonos fijos y móviles, a cualquier hora y tanto como quieran. Debe ser que tienen nif.
Las octavillas callejeras de establecimientos diversos son cívicamente insalubres, aunque, al parecer, el buzoneo inclemente no lo es.
En fin, que en el marketing también hay clases, y Ruiz Gallardón, muy aseado él, se propone acabar con la publicidad “sin papeles”.
Me parece muy bien lo de la “ecología visual”, lo de la “dignidad”, etc. Poco más que añadir a la indignación y las razones del artículo y de los comentarios anteriores. Igualmente no puedo resistirme a desahogarme, allá voy.
Pero estos señores se han parado a estudiar cuánto dinero van a perder? Vale, se hacen con el monopolio (en mi opinión de forma propia de una dictadura y a mi juicio ilegal) de la publicidad a base de chirimbolos y el ya desgastado autobús como soporte, entre otras superficies, “de todos”. Pero cuánto dinero van a perder comercios, empresas con target publicitario en Madrid, empresas de rotulación… cuánta gente se va al paro, además de los hombres-anuncio? Uno de los soportes prohibidos son los vehículos de particulares. Cuánto dinero van a dejar de ganar estos conductores que usan su coche como herramienta de trabajo? Todo ese dinero, que dejará de moverse, dejará de repercutir y de aportar beneficio social y económico en Madrid. Y muchas empresas y por tanto, familias y tejido económico general, se afectarán y mucho por este disparate.
Sin ir más lejos… yo, estudiante, 21 años, llevaba un mes montando una pequeña agencia de publicidad sobre ruedas. Con una infraestructura soportada en Internet, una base de datos en la que los conductores se iban apuntando a cambio de una remuneración, y unos precios y nivel de control excelentes para las empresas. Es decir, un soporte que por muy poquito dinero podía aportar grandes beneficios a empresas medianas en proceso de expansión. ¿Quién pierde? Las 100 personas que en un mes han apuntado sus coches como soporte no podrán optar a un extra mensual de entre 300 y 600 euros; las empresas que ven como oportunidad de darse a conocer y dar a conocer sus ofertas sin quebrar por una inversión publicitaria demasiado arriesgada y poco efectiva; y por supuesto, mis colaboradores y yo, que vemos como se esfuman nuestras oportunidades. Sin contar con los proveedores de rotulación, que perderán contratos de muchos vehículos (incluso camiones y limusinas), los de control de flotas por gps, los proveedores de flotas especiales, y así podemos seguir tirando del hilo hasta llegar a Gallardón y su equipo.
Es decir… el Ayuntamiento se llenará al principio el bolsillo a base de contratos publicitarios, licencias millonarias y multas abusivas. Pero qué pasa cuando su monopolio publicitario se desinfle y sus soportes pierdan interés? Pues que grandes empresas dejarán de invertir en poner pegatinas en la EMT y en las marquesinas. Que descenderá el consumo de esos productos o servicios, los ingresos de las empresas publicantes y sus proveedoras… etc etc.
Sinceramente, lo pille por donde lo pille, solo veo un efecto dominó destructivo donde el afectado final es la sociedad y su economía, y el Ayuntamiento no se libra. Y menos mal que se supone nos gobierna un partido “liberal”. Ya veo cómo incentiva el impulso empresarial y cómo ayuda a los emprendedores. A base de prohibiciones e intervencionismos poco inteligentes y mal planificados. Así nos va y mucho peor nos irá.
Me veo votando a Rosa Díez coño, con lo bien que me caía Gallardón. GRACIAS por aguantar mi pataleta de 50 líneas y saludos a todos los afectados, que son muchísimos más de los que pensáis. Sólo tenéis que tirar del hilo para localizaros entre ellos.