El alcalde más megalómano de la historia moderna de Madrid promueve una nueva ordenanza contra los hombres-anuncio por “dignidad”, en un contexto de prohibición generalizada de la publicidad callejera “sin papeles”.
Afortunadamente, la reacción generalizada ha sido de rechazo a la medida anunciada por Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, por la que se prohibiría, entre otras cosas, la presencia en la calle de los llamados hombres-anuncio que hoy vuelven a proliferar, especialmente en la áreas más céntricas de la capital. El alcalde argumentó que tal medida se fundamenta, sobre todo, en la consideración hacia la falta de dignidad que un trabajo semejante supone para la persona que lo desempeña.
Arriba vemos dos ejemplos que ilustran lo que el alcalde de Madrid entiende por dignidad laboral. En el primero, a la izquierda, un hombre anónimo, para obtener unos ingresos imprescindibles, alquila su tiempo para portar un anuncio. En el segundo, un hombre alquila su personalidad, nombre y apellidos incluídos, para respaldar marcas poderosas, pese a tener ya unos saneados ingresos.
Abajo, dos casos distintos. En el primero de ellos, a la izquierda, vemos a Luis María Huete, ex-concejal de Madrid, bajo el mandato de Álvarez del Manzano, condenado por prevaricación a causa de una privatización corrupta. ¿Un trabajo digno? A la derecha, un anciano afgano transporta un bidón de agua sobre su castigada espalda para poder subsistir ¿Qué pensaría él?
Al margen de cualquier otra consideración, y son muchas las que se han planteado desde que se hizo pública la noticia, la opinión de Ruiz Gallardón resulta insultante para los hombres del cartelón al hombro ¿Quién es el alcalde para llamar indigno a quien acepta un modesto trabajo a falta de uno mejor?
Y por cierto, ¿va a ofrecer el Ayuntamiento de Madrid un puesto de trabajo digno a estos futuros parados?
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