José Blanco, blanco fácil

El FOREX, gran casino global de divisas, especula febrilmente contra el euro, tal como denunció el ministro español José Blanco, parapetado tras el discurso de aclamados gurús económicos y editorialistas que fingen ignorarlo.

Euforia en el mercado de divisasEsta es una comunicación promocional de uno de los cientos de intermediarios que se dedican a las gestionar apuestas en el mercado financiero más peligroso y volátil de cuantos habitan el planeta económico, el mercado internacional de divisas, conocido como Forex. Como se puede apreciar, la clave del mensaje promocional consiste en señalar el momento en que el broker avisó a sus clientes de que debían vender euros a cambio de dólares. Momentos después del aviso, el euro se desplomaba, generando inmensos beneficios a quienes siguieron la indicación. Esta caída del euro es excepcioanalmente abrupta y profunda, pero no tan difícil de prever como suelen ser este tipo de valores tan volátiles. Era más que previsible, seguro, que el desplome se produjera tras declaraciones como las de Paul Krugman, quien, impúdicamente, alarmó en su leidísimo blog sobre los peligros que se cernían sobre la moneda única europea, amenazada, no ya por la evidente inestabilidad de Grecia, sino por el inminente lastre que, drmáticamente, caería sobre el euro desde España.

“The biggest trouble spot isn’t Greece, it’s Spain. True, Spain is running big deficits now — but that’s because of its economic collapse. And underlying that collapse is the real problem with the euro: one-size-fits-all monetary policy, which offers no relief to countries that suffer adverse shocks.” Paul Krugman

José Blanco

Una declaración así, en boca de un premio Nobel de economía, no puede traer más que lo que trajo. Si Krugman hacía o no conscientemente el juego a los especuladores del Forex, nunca lo sabremos. Aunque es muy significativo el hecho de que durante los siguientes días los ataques a la moneda europea dieran pingües beneficios. José Blanco fue objeto de ácidas críticas por atreverse a insinuar que eran intereses especulativos los que alentaban los mensajes de inusual alarma sobre la amenaza española.  Un ministro “paranoico” que resultó ser un blanco fácil, porque, claro, si el gran Krugman, o una columnista del Financial Times o Roudini en el cóinclave de Davos hablan, los alumnos, aplicados y fervorosos defensores de cuanto aprendieron en las escuelas neoliberales, aplauden y ríen la gracia. Lo malo es que algo debió fallar porque el blanco Blanco resultó acertado.

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