Las bolsas y el abismo

El Secretario General de la ONU, Ban-Ki-Moon, advirtió en Ginebra, durantre la celebración de la Conferencia Mundial sobre el Clima, sobre la alarmante inercia en que nuestra civilización está incurriendo, incapaz de frenar el cambio climático.

Ban-Ki-Moon alertó sobre las inminentes y graves consecuencias que se abaten sobre pueblos y territorios, como consecuencia de la alteración galopante del clima y los crecientes desequilibrios hidrológicos y térmicos. “Vamos hacia el abismo”, dijo.

Mientras tanto, en España, se debate en los medios de comunicación la conveniencia o no de restrigir el uso de bolsas de plástico en las grandes superficies comerciales. Es un debate tragicómico, algo así como si debatiéramos si le conviene o no dejar de fumar a un enfermo terminal de cáncer de pulmón.

Desde distintas fuentes, entre las que se encuentra la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, se nos dan cifras escalofriantes. Entre 500 billones y un trillón de bolsas de plástico se consumen cada año en todo el mundo. Aunque estos billones fueran sajones. o sea millardos, no deja de suponer una cifra estratosférica. Nada que pueda sorprendernos a los que, como a mí, se nos multiplican las bolsas en nuestra propia casa como por arte de magia. No sé si la mancha de residuos del Pacífico tiene el tamaño de un continente o si se trata “sólo” de una inmensa isla de basura plástica, pero, en cualquier caso, tampoco debiera sorprendernos. ¿O es que no hemos contemplado mil veces las orillas de nuestros embalses, estanques y ríos convertidas en vertederos flotantes?

Resulta vergonzoso ver cómo se pierde el tiempo en la tonta discusión sobre la oportunidad de restringir las bolsas del super. Más valdría reflexionar un momento sobre el contenido de esas bolsas, que ha nadie parece preocupar. Miles, millones de envases no reciclables (o no reciclados, que es lo mismo) sirven de absurdo acompañamiento para todo tipo de productos, sean del tamaño que sean. El comercio moderno que tanto ha hecho por la desaparición de los tenderos, de los negocios familiares y del arte de la confianza, llena esas dichosas bolsas con minibricks de zumos, blister de pilas, bandejas herméticas de pasta, carne, tarros de yogurt,sobres de embutido,  packs de estropajos, botes, ampollas, frascos de cosmética y limpieza, envoltorios de chuches, de chocolate, galletas, sopas, legumbres…y más blisters y set de packs ahorro de sets de dósis de…

¿A quién pretendemos engañar? Puede que con esfuerzo digno de mejor causa logremos engañarnos a nosotros mismos. Pero lo que es seguro es que la naturaleza no cambiará su comportamiento porque le hagamos luz de gas con nuestras ingenuas justificaciones.

Señor Ban-Ki-Moon, no se esfuerce. Es inútil intentar no caer en el abismo. Es la hora sólo de esperar que algún día comencemos a aslir de él.


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