La insostenible perversión de los medios de comunicación

La verdadera crisis de los medios de comunicación no es económica sino profesional. Su creciente servidumbre del marketing de consumo global, su impúdica y gratuita publicidad de las grandes multinacionales traiciona todos los principios de independencia y justicia informativa.

¿Publicidad o información?
El País, 31 de Enero de 2010

Cada vez con más frecuencia nos desayunamos con noticias, enmarcadas en la información general de los medios, que no son más que el eco de los comunicados de marketing de las grandes marcas globales.

Ya nos habíamos acostumbrado a que la industria cultural, es decir, el cine, los libros, la música y toda clase de espectáculos, se alimentaran de la publicidad gratuita que los medios de todo tipo ponían a su servicio, si cumplían la premisa de protagonizar un millonario lanzamiento. La crisis del sistema de propiedad intelectual, junto con el advenimiento de la red de redes, ha puesto en cierto peligro esa tradicional simbiosis que ha sido sustituida por una nueva, aún más perversa.

Los móviles, los videojuegos, las novedades de las grandes marcas de hardware y software y, en general, cualquier nueva tecnología digital de consumo, nutren las redacciones de periódicos, radios y televisiones, prestos siempre a servir de altavoz a todo lo que pueda tener éxito, con o sin razón.

El caso de Apple, la marca de informática que viene últimamente arrasando las primeras planas, es un ejemplo paradigmático. Parece que los medios le han cogido el gusto a seguir fielmente la pauta del marketing de esta marca, especializada en rediseñar inventos ya existentes para convertirlos en objetos de culto y signos de estatus social. Sin rubor alguno, las redacciones se lanzan a cubrir las convocatorias de la firma de la manzana, dejando de lado el relevante hecho de que ésta, como otras marcas de las llamadas “nuevas tecnologías”, utilizan a los serviles informadores para dejar constantemente obsoletas sus propias novedades, apenas unos meses después de convencer a medio mundo, el rico, claro, de que son soluciones definitivas para nuestro futuro.

La complicidad de los medios de comunicación con esta espiral de ultra consumismo tecnológico no está acompañada de crítica alguna ni de la mínima prudencia informativa. Aunque, en ocasiones, se acompañan estas bombas informativas de cierto análisis crítico, no dejan de ser un jugoso servicio a mayor gloria de los protagonistas.

No es sostenible que sólo algunos consigan siempre romper el “cordón policial” que rodea a las noticias para colar sus acciones publicitarias.Periodismo insostenible

No pocas veces ha quedado demostrada la precipitación de una campaña de este tipo, que ha perjudicado gravemente a los consumidores, como en el caso reciente de los decodificadores de TDT. En el caso del “iPad”, asistimos a una explosión de culto hacia un producto que, aparte de ser muy dudosamente novedoso, contra la falsedad de sus mensajes publicitarios, quedará fuera de juego en muy poco tiempo, sustituido probablemente por otro de la misma Apple.

Pero al periodismo actual parece importarle muy poco su función de utilidad social con tal de aprovecharse del tirón de este tipo de “noticias”, material sensacionalista comercial revestido burdamente de información. Es hora de decidirse. Tal como los Juegos Olímpicos, conscientes de su absoluta impureza amateur, tuvieron que admitir la profesionalización del deporte, para evitar agravios comparativos, tendrán los medios de comunicación que admitir la libre información sobre productos y mercados, ya que no es sostenible que sólo algunos consigan siempre romper el “cordón policial” que rodea a las noticias para colar sus acciones publicitarias sin más contrapartida que la de tomarnos el pelo, el dinero y alimentar nuestra insensatez.

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