La ayuda mundial en alimentos está en su nivel más bajo en 20 años, a pesar de que la cantidad de personas en estados críticos de hambre está aumentando en el 2009 a su punto más alto de la historia
Según los responsables del PMA, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, el año 2009 representa un récord histórico, el triste hito que marca la hambruna en el mundo, por primera vez sufrida por ¡más de 1000 millones de personas! Las cifras representan otra cara de la crisis que, en los países desarrollados, nos hemos acostumbrado a describir como profunda, dura e insoportable.
- Número de personas que padecen hambre en 2009: 1,02 mil millones *
- Número de personas que el PMA espera alimentar en 2009: 108 millones
- Presupuesto que para ello precisa el PMA para el 2009: U.S $ 6.7 mil millones
- Fondos del PMA confirmados (en septiembre de 2009): U.S$ 2.6 mil millones
- Pronóstico del déficit del PMA para el 2009: U.S$ 3 mil millones
Es evidente que la dependencia que padecen los países pobres de las excedencias de las de los ricos hace que la situación actual produzca un efecto lacerante sobre sus precarias economías. Además de la contención de los estados desarrollados en gastos sociales y de ayuda, evidenciado por la disminución de sus aportaciones por este concepto, se ha generalizados la disminución drástica en el envío de fondos a sus países de origen de los emigrantes, ahora apenas sin trabajo, por lo que sus familias se ven sumidas en una situación dramática.
A esto se une la evolución mundial, persistentemente inflacionaria, del precio de los alimentos, y la devastación producida por inundaciones, sequías, huracanes y otros fenómenos derivados del cambio climático en los recursos básicos de muchos países del tercer mundo.
El resultado es terrible y apenas ocupa unas pocas líneas en los medios de comunicación de los países ricos. Casos como el de Guatemala, declarada por su Gobierno “Estado de Calamidad”, son nada más que una fugaz noticia en los noticiarios ocupados en el seguimiento de sus propios problemas, aparentemente graves pero comparativamente irrelevantes.
Más de 1000 millones de personas hambrientas. Unos pocos miles de millones de euros tienen la culpa. La crisis de la que llevamos hablando hace un año tiene en danza medidas incomparablemente más cuantiosas para paliar, por ejemplo, la disminución del consumo de coches. ¿Queda algún camino para la cordura?
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